martes, 22 de abril de 2014

LA SABIDURÍA DON DEL ESPÍRITU SANTO


Papa Francisco: 


La Sabiduría es el Don del Espíritu Santo a ver TODO con los Ojos de Dios.








 El Papa Francisco Comenzó Un Nuevo Ciclo de reflexiones Sobre el Espíritu Santo y explicó de Me Sabiduría es Una gracia Que nos permite ver las Cosas Con Los Ojos de Dios, una Sentir de Como Dios ya Hablar Con SUS Palabras.
Tras Recordar Que los dones del Espíritu Santo hijo siete: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios, el Papa explicó Que El Primero, la Sabiduría, "no meramente Se Trata de la Sabiduría Humana, no, esta Sabiduría Humana Que es Fruto del Conocimiento y la experiencia ".
El Pontífice Afirmo LUEGO Que "Nosotros TENEMOS Dentro, en nuestro de Corazón, al Espíritu Santo; Podemos escucharlo o, de Podemos no escucharlo. Si Escuchamos al Espíritu Santo, El nos Enseña Este Camino de la Sabiduría, nos regala la Sabiduría Que es ver Con Los Ojos de Dios, Sentir Con Los Oídos de Dios, amar Con El Corazón de Dios, juzgar las Cosas Con El juicio de Dios . De Esta es la Sabiduría Que nos regala el Espíritu Santo, y de Todos Nosotros Podemos tenerla. SOLO pídanla al Espíritu Santo ".
El Santo Padre Puso LUEGO COMO EJEMPLO una "Madre una, en su Casa, Con Los Niños, Cuando Que Hace UNO Cosa una, El Otro Piensa Otra, y la pobre Madre va de la un Lado a Otro, Con Los Problemas de los Niños. Y, Cuando Las Madres sí Cansan y Gritan una suspensión Hijos ¿Esto Es Sabiduría? ¿Regañar a los Niños-les Pregunto - es Sabiduría? De Qué Dicen USTEDES: ¿es Sabiduría, o no? ¡No! En Cambio, Cuando La Toma Madre al Niño y lo regaña dulcemente y le dados: "Pero, ESTO No Se Hace, ESO porción ...", y sí lo Explica paciencia estafa tanta, ¿Esto Es Sabiduría de Dios?¡Sí! Eso Es Lo Que nos da el Espíritu Santo en la vida , ¿eh? "
"Luego, en el matrimonio , EJEMPLO POR, eh, el los dos cónyuges-el, marido y la mujer-se peleando y LUEGO No Se Miran o, Si Se Miran, sí Miran Con La Mala Cara: ¿Esto Es la Sabiduría de Dios? ¡No! En Cambio, Si Se dados: "Ya Paso La Tormenta, Hagamos Las pasos", y comienzan a ir del adelante en paz: ¿Esto Es Sabiduría? (La Gente en la plaza Responde "¡Sí!") Es este: es el don de la Sabiduría. ¡Que venga a casa, para Estar Con Los Niños, estafa de Todos Nosotros! Y ESO No Se Aprende: ESTO ES UN don del Espíritu Santo "

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El Papa DIJO Asimismo Que No es Sabiduría CUANDO "Nosotros VEMOS la Cosa según rubro del nuestro gusto o según rubro La Situación de Nuestro Corazón, con amor o odio estafa, estafa envidia. Y no, este No Es el ojo de Dios. La Sabiduría es Lo Que Hace el Espíritu Santo en Nosotros Para Qué Nosotros veamos TODAS las Cosas Con Los Ojos de Dios. Es Este el don de la Sabiduría ".
"Y obviamente Que este don Viene de la Intimidad Con Dios, de la Relación íntima Que Nosotros TENEMOS Con Dios, de la Relación de Hijos del padre del el aire. Y el Espíritu Santo CUANDO TENEMOS ESTA Relación nos da el don de la Sabiduría. Y CUANDO Estamos en comunión Con El Señor, el Espíritu Santo es de como si transfigurase Nuestro Corazón y le hiciera percibir TODO do Calor y Su predilección ".

El Papa resaltó Francisco de Que "El Corazón del hombre sabio en este SENTIDO Tiene el gusto y el sabor de Dios. ¡Y cuanto es Importante Que en Nuestras Comunidades haya cristianos ASÍ! Todo en Ellos habla de Dios y en sí convierte en la un hermoso signo y vitales de Amor de Presencia, Y de Esta es Una Cosa Que No Podemos improvisar, Que No PODEMOS Obtener de Nosotros Mismos: Es Un don Que Dios da un Los Que Hacen sí dóciles al Espíritu Santo ".
Para lograr la Sabiduría, el Santo Padre Insto, "TENEMOS Que pedirle al Señor Que nos dé el Espíritu Santo Y Que nos dé el don de la Sabiduría, de Aquella Sabiduría de Dios Que nos Enseña un Mirar Con Los Ojos de Dios, un Sentir Con El Corazón de Dios, una estafa Hablar las Palabras de Dios ".
ASÍ Y, concluyó, "Sabiduría es esta: Vamos Adelante, Construimos la familia, Construimos la Iglesia y de Todos nos santificamos. Pidamos Hoy LA gracia de la Sabiduría. Y pidiéndoosla a la Virgen, Que es la sede de la Sabiduría, de Este don: que Ella nos dé esta Gracia ".


lunes, 21 de abril de 2014


ORACIÓN OFICIAL A SAN JUAN PABLO II








Oración a San Juan Pablo II



¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!


Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guidado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.


Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.


Bendice las familias, ¡bendice cada familia!


Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.


Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.


Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.


Cardenal Angelo Comastri

Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano



VESTIMENTAS DEL SACERDOTE



LAS VESTIMENTAS DEL SACERDOTE





LAS VESTIMENTAS 

IMPORTANTE SABER CUAL COLOR LITÚRGICO UTILIZAN. 




LA CASULLA 









EL ALBA









LA ESTOLA






EL CÍNGULO








 ORACIÓN ...





VESTIDURA DE OBISPOS Y DEL PAPA 






domingo, 20 de abril de 2014

DOMINGO DE PASCUA. MENSAJE DEL PAPA.

MENSAJE DEL PAPA DOMINGO DE PASCUA

Mensaje Urbi et Orbi del Papa Francisco en Pascua de Resurrección 2014


Papa Francisco hoy en Mensaje Urbi et Orbi. Foto: Captura de YouTube / CTV
VATICANO, 20 Abr. 14 / 08:34 am (ACI).- Hoy Domingo de Resurrección, el Papa Francisco realizó el tradicional Mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), en el cual subrayó que la resurrección de Jesús “es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza” y demuestra que “el amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto”.
“El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte”, señaló.
A continuación, ACI Prensa comparte con sus lectores el texto completo del mensaje del Papa Francisco en la Vigilia Pascual, gracias a la traducción de Radio Vaticano:
¡Queridos hermanos y hermanas, Feliz Pascua!
El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado... Vengan a ver el lugar donde estaba » (Mt 28,5-6). ¡No tengan miedo! ¡El Señor ha resucitado!
Ésta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo.
El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.
Por esto decimos a todos: «Vengan a ver». En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido.
«Vengan a ver»: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.
Con esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.
Ayúdanos a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.
Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.
Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.
Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.
Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.
Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.
Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.
Te suplicamos por la amada Siria: que cuantos sufren las consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.
Jesús glorioso te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.
Te invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.
Y te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.
Que por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País, que ellos, como hermanos, puedan gritar: «Christus surrexit, venite et videte!»
¡Te rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz!.
«Christus surrexit, venite et videte!».
Queridos hermanos y hermanas ¡Feliz Pascua!


DOMINGO DE RESURRECCIÓN



DOMINGO DE RESURRECCIÓN




QUE ALEGRIAAA  JESÚS  HA RESUCITADO !!





JESÚS VENCIÓ A LA MUERTE...






Así como JESÚS VENCIÓ A LA MUERTE  porque RESUCITÓ, así tenemos nosotros  la Oportunidad de vencer el pecado, las tinieblas en nuestras VIDAS.. lo incorrecto, lo dañino, lo negativo, lo perjudicial.

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS, nos muestra que por Amor se puede TODO en este Mundo y que todos tenemos la OPORTUNIDAD  de Corregir y Enmendar nuestras acciones EN NUESTRA COTIDIANIDAD SEA EL LUGAR, TIEMPO, PERSONA Y ESPACIO QUE SEA..  en el nombre de DIOS.


  FELIZ DÍA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN PARA TODOS

Y que cada Día en uno de nosotros haya una resurrección de Vida, cuando sentimos o pensemos que ya todo se ha perdido....



sábado, 19 de abril de 2014

SÁBADO SANTO



SÁBADO  SANTO 








“Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurrección (Circ 73).

Es el día del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro.Callan las campanas y los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en voz baja. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío.

La Cruz sigue entronizada desde ayer. Central, iluminada, con un paño rojo, con un laurel de victoria. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad.

Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz “¿por qué me has abandonado”?- ahora él calla en el sepulcro.Descansa: “consummatum est”, “todo se ha cumplido”.

Pero este silencio se puede llamar plenitud de la palabra. El anonadamiento, es elocuente. “Fulget crucis mysterium”: “resplandece el misterio de la Cruz.”

El Sábado es el día en que experimentamos el vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el horizonte último de esta realidad, caeríamos en el desaliento: “nosotros esperábamos… “, decían los discípulos de Emaús.

Es un día de meditación y silencio. Algo parecido a la escena que nos describe el libro de Job, cuando los amigos que fueron a visitarlo, al ver su estado, se quedaron mudos, atónitos ante su inmenso dolor: “se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande” (Job. 2, 13).

Eso sí, no es un día vacío en el que “no pasa nada”. Ni un duplicado del Viernes. La gran lección es ésta: Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, como su Madre María, está la Iglesia, la esposa. Callada, como él.

El Sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro. Un día puente, pero con personalidad. Son tres aspectos – no tanto momentos cronológicos – de un mismo y único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado:

“…se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo…se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, es decir conociese el estado de muerte, el estado de separación entre su alma y su cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el momento en que Él expiró en la cruz y el momento en que resucitó. Este estado de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que Cristo depositado en la tumba manifiesta el gran reposo sabático de Dios después de realizar la salvación de los hombres, que establece en la paz al universo entero”.


viernes, 18 de abril de 2014

JESÚS DE LA MISERICORDIA


JESÚS DE LA MISERICORDIA 

jesusmisericordioso
COMO REZAR LA CORONILLA DEL JESÚS DE LA MISERICORDIA 
La Coronilla de JESÚS DE LA MISERICORDIA  es una oración que se reza todos los DÍAS A LAS 3 DE LA TARDE, hace mención del momento en que Jesús nos demostró su inmenso amor muriendo por nosotros en la cruz, derramando su sangre y agua para limpiarnos de nuestros pecados.
ROSARIO DE JEÚS DE LA MISERICORDIA
Se comienza rezando las siguientes oraciones:
Padre nuestro
Dios te salve
Credo
Falleciste Jesus pero el manantial de la vida broto para las almas y se abrio el oceano de tu infinita misericordia para el mundo entero, o fuente de vida insondable misericordia de Dios en vuelve el mundo entero y vertete sobre nosotros.
En lugar del padre nuestro se rezara esta oracion las 5 veces correspondiente a los misterios
Padre Eterno yo te ofrezco: el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu adamismo hijo nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.
Y en lugar del Dios te salve se rezara la siguiente oracion las 10 veces correspondientes a cada misterio
Por su dolorosa pasión, ten  misericordia de nosotros y del mundo entero.
Después se repite 3 veces las siguientes oraciones
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal. Ten  Misericordia de nosotros y del mundo entero
Oh sangre y agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros. Yo confio en ti.
Oracion Final
Dios eterno cuya misericordia es infinita y en quien los tesoros de la compasion son inagotables, miranos bondadosamente y aumentanos tu misericordia. En fin de que en los momentos dificiles ni desesperemos, ni nos desalentemos, Sino que con la maxima confianza nos sometamos a tu santa voluntad, que es el amor y la misericordia misma.  Amén
NOTA: LA NOVENA DEL JESÚS DE LA MISERICORDIA SE COMIENZA LOS VIERNES SANTOS.

jueves, 17 de abril de 2014

VIERNES SANTO





VIERNES SANTO





EL VÍA CRUSIS 





CRUCIFIXIÓN DE NUESTRO SEÑOR






SIGNIFICADO DE LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS



PRIMERA PALABRA
“PADRE, PERDÓNALES, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” (Luc.23,34)
Según la narración del Evangelista Lucas, ésta es la primera Palabra pronunciada por Jesús en la Cruz.
Jesús en la Cruz se ve envuelto en un mar de insultos, de burlas y de blasfemias. Lo hacen los que pasan por el camino, los jefes de los judíos, los dos malhechores que han sido crucificados con El, y también los soldados. Se mofan de Él diciendo: “Si eres hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en ti” (Mt .27,42). “Ha puesto su confianza en Dios, que Él lo libre ahora” (Mt.27,43).
La humanidad entera, representada por los personajes allí presentes, se ensaña contra El. “Me dejareis sólo”, había dicho Jesús a sus discípulos. Y ahora está solo, entre el Cielo y la tierra.
Se le negó incluso el consuelo de morir con un poco de dignidad.
Jesús no sólo perdona, sino que pide el perdón de su Padre para los que lo han entregado a la muerte.
Para Judas, que lo ha vendido. Para Pedro que lo ha negado. Para los que han gritado que lo crucifiquen, a El, que es la dulzura y la paz. Para los que allí se están mofando.
Y no sólo pide el perdón para ellos, sino también para todos nosotros. Para todos los que con nuestros pecados somos el origen de su condena y crucifixión. “Padre, perdónales, porque no saben…”
Jesús sumergió en su oración todas nuestras traiciones. Pide perdón, porque el amor todo lo excusa, todo lo soporta… (1 Cor13).

SEGUNDA PALABRA
“TE LO ASEGURO: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
(Luc.23, 43)
 Sobre la colina del Calvario había otras dos cruces. El Evangelio dice que, junto a Jesús, fueron crucificados dos malhechores. (Luc. 23,32).
La sangre de los tres formaban un mismo charco, pero, como dice San Agustín, aunque para los tres la pena era la misma, sin embargo, cada uno moría por una causa distinta.
 Uno de los malhechores blasfemaba diciendo: “¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!” (Luc. 23,39).
Había oído a quienes insultaban a Jesús. Había podido leer incluso el título que habían escrito sobre la Cruz: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos”. Era un hombre desesperado, que gritaba de rabia contra todo.
 Pero el otro malhechor se sintió impresionado al ver cómo era Jesús. Lo había visto lleno de una paz, que no era de este mundo.
Le había visto lleno de mansedumbre. Era distinto de todo lo que había conocido hasta entonces. Incluso le había oído pedir perdón para los que le ofendían.
Y le hace esta súplica, sencilla, pero llena de vida: “Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”. Se acordó de improviso que había un Dios al que se podía pedir paz, como los pobres pedían pan a la puerta de los señores.
¡Cuántas súplicas les hacemos nosotros a los hombres, y qué pocas le hacemos a Dios!…
Y Jesús, que no había hablado cuando el otro malhechor le injuriaba, volvió la cabeza para decirle: “Te lo aseguro. Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
Jesús no le promete nada terreno.
Le promete el Paraíso para aquel mismo día. El mismo Paraíso que ofrece a todo hombre que cree en El.
Pero el verdadero regalo que Jesús le hacía a aquel hombre, no era solamente el Paraíso. Jesús le ofreció el regalo de sí mismo.
Lo más grande que puede poseer un hombre, una mujer, es compartir su existencia con Jesucristo. Hemos sido creados para vivir en comunión con él.

 TERCERA PALABRA
“MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO”. “AHÍ TIENES A TU MADRE”,
 (Jn.I9, 26)
Junto a la Cruz estaba también María, su Madre. La presencia de María junto a la Cruz fue para Jesús un motivo de alivio, pero también de dolor. Tuvo que ser un consuelo el verse acompañado por Ella. Ella que, por otra parte, era el primer fruto de la Redención.
Pero, a la vez, esta presencia de María tuvo que producir1e un enorme dolor, al ver el Hijo los sufrimientos que su muerte en la cruz estaban produciendo en el interior de su Madre. Aquellos sufrimientos le hicieron a Ella Corredentora, compañera en la redención.
Era la presencia de una mujer, ya viuda desde hacía años, según lo hace pensar todo. Y que iba a perder a su Hijo.
Jesús y María vivieron en la Cruz el mismo drama de muchas familias, de tantas madres e hijos, reunidos a la hora de la muerte. Después de largos períodos de separación, por razones de trabajo, de enfermedad, por labores misioneras en la Iglesia, o por azares de la vida, se encuentran de nuevo en la muerte de uno de ellos.
Al ver Jesús a su Madre, presente allí, junto a la Cruz, evocó toda una estela de recuerdos gratos que habían vivido juntos en Nazaret, en Caná, en Jerusalén. Sobre sus rodillas había aprendido el shema, la primera oración con que un niño judío invocaba a Dios. Agarrado de su mano, había ido muchas veces a la Pascua de Jerusalén… Habían hablado tantas veces en aquellos años de Nazaret, que el uno conocía todas las intimidades del otro.
En el corazón de la Madre se habían guardado también cosas que Ella no había llegado a comprender del todo. Treinta y tres años antes había subido un día de febrero al Templo, con su Hijo entre los brazos, para ofrecérselo al Señor.
Y fue precisamente aquel día, cuando de labios de un anciano sacerdote oyó aquellas palabras: “A ti, mujer, un día, una espada te atravesará el alma”. Los años habían pasado pronto y nada había sucedido hasta entonces.
En la Cruz se estaba cumpliendo aquella lejana profecía de una espada en su alma.
Pero la presencia de María junto a la Cruz no es simplemente la de una Madre junto a un Hijo que muere. Esta presencia va a tener un significado mucho más grande.
Jesús en la Cruz le va a confiar a María una nueva maternidad. Dios la eligió desde siempre para ser Madre de Jesús, pero también para ser Madre de los hombres.


CUARTA PALABRA
“DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO” (Mt.27,46)
Son casi las tres de la tarde en el Calvario y Jesús está haciendo los últimos esfuerzos por hacer llegar un poco de aire a sus pulmones. Sus ojos están borrosos de sangre y sudor.
Y en este momento, incorporándose, como puede, grita: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
No había gritado en el huerto de los Olivos, cuando sus venas reventaron por la tensión que vivía. No había gritado en la flagelación, ni cuando le colocaron la corona de espinas.
Ni siquiera lo había hecho en el momento en que le clavaron a la Cruz.
Jesús grita ahora.
Jesús, el Hijo único, aquel a quien el Padre en el Jordán y en el Tabor había llamado: “Mi Hijo único” , “Mi Predilecto”, “Mi amado”, Jesús en la Cruz se siente abandonado de su Padre.
¿Qué misterio es éste? ¿Cuál es el misterio de Jesús Abandonado, que dirigiéndose a su Padre, no le llama “Padre”, como siempre lo había hecho, sino que le pregunta, como un niño impotente, que por qué le había abandonado?.
¿Por qué Jesús se siente abandonado de su Padre?
Me gustaría poder ayudarte a conocer un poco, y, sobre todo, a contemplar todo el misterio tremendo, y a la vez inmensamente grande, que Jesús vive en este momento.
Este momento de la Pasión de Jesús, en que se siente abandonado de su mismo Padre, es el más doloroso para El de toda la Redención. El verdadero drama de la Pasión Jesús lo vivió en este abandono de su padre.
Y si la Pasión de Jesús, el Hijo bendito del Padre, es el misterio que no tiene nombre, que no hay palabras para describirlo, no lo es simplemente por los azotes, ni por la sangre derramada, ni por la agonía o por la asfixia, sino porque nos hace entrar en el misterio de Dios.
Y en este abandono de Jesús, descubrimos el inmenso amor que Jesús tuvo por los hombres y hasta dónde fue capaz de llegar por amor a su Padre. Porque todo lo vivió por haberse ofrecido a devolver a su Padre los hijos que había perdido y por obediencia a Él.

QUINTA PALABRA
“TENGO SED” (Jn.19,28)
1.- Uno de los más terribles tormentos de los crucificados era la sed.
La deshidratación que sufrían, debida a la pérdida de sangre, era un tormento durísimo. Y Jesús, por lo que sabemos, no había bebido desde la tarde anterior.
No es extraño que tuviera sed; lo extraño es que lo dijera.
2.- La sed que experimentó Jesús en la Cruz fue una sed física. Expresó en aquel momento estar necesitado de algo tan elemental como es el agua. Y pidió, “por favor”, un poco de agua, como hace cualquier enfermo o moribundo.
Jesús se hacía así solidario con todos, pequeños o grandes, sanos o enfermos, que necesitan y piden un poco de agua. Y es hermoso pensar que cualquier ayuda prestada a un moribundo, nos hace recordar que Jesús también pidió un poco de agua antes de morir.
3.- Pero no podemos olvidar el detalle que señala el Evangelista San Juan: Jesús dijo: “Tengo sed”. “Para que se cumpliera la Escritura”, dice San Juan (Jn.19,28).
Jesús habló en esta quinta Palabra de “su sed”. Aquella sed que vivía El como Redentor.
Jesús, en aquel momento de la Cruz, cuando está realizando la Redención de los hombres, pedía otra bebida distinta del agua o del vinagre que le dieron.
Poco más de dos años antes, Jesús se había encontrado junto al pozo de Sicar con una mujer de Samaría, a la que había pedido de beber.”Dame de beber”. Pero el agua que le pedía no era la del pozo. Era la conversión de aquella mujer.
Ahora, casi tres años después, San Juan que relata este pasaje, quiere hacernos ver que Jesús tiene otra clase de sed. Es como aquella sed de Samaría.
“La sed del cuerpo, con ser grande -decía Santa Catalina de Siena- es limitada. La sed espiritual es infinita”.
Jesús tenía sed de que todos recibieran la vida abundante que El había merecido. De que no se hiciera inútil la redención. Sed de manifestarnos a Su Padre. De que creyéramos en Su amor. De que viviéramos una profunda relación con El. Porque todo está aquí: en la relación que tenemos con Dios.

SEXTA PALABRA
“TODO ESTÁ CUMPLIDO” (Jn. 19, 30)
 Estas fueron las últimas palabras pronunciadas por Jesús en la Cruz.
Estas palabras no son las de un hombre acabado. No son las palabras de quien tenía ganas de llegar al final. Son el grito triunfante del vencedor.
Estas palabras manifiestan la conciencia de haber cumplido hasta el final la obra para la que fue enviado al mundo: dar la vida por la salvación de todos los hombres.
Jesús ha cumplido todo lo que debía hacer.
Vino a la tierra para cumplir la voluntad de su Padre. Y la ha realizado hasta el fondo.
Le habían dicho lo que tenía que hacer. Y lo hizo. Le dijo su Padre que anunciara a los hombres la pobreza, y nació en Belén, pobre. Le dijo que anunciara el trabajo y vivió treinta años trabajando en Nazaret.
Le dijo que anunciara el Reino de Dios y dedicó los tres últimos años de su vida a descubrirnos el milagro de ese Reino, que es el corazón de Dios.
La muerte de Jesús fue una muerte joven; pero no fue una muerte, ni una vida malograda. Sólo tiene una muerte malograda, quien muere inmaduro. Aquel a quien la muerte le sorprende con la vida vacía. Porque en la vida sólo vale, sólo queda aquello que se ha construido sobre Dios.
Y ahora Jesús se abandona en las manos de su Padre. “Padre, en tus manos pongo mi Espíritu”.
Las manos de Dios son manos paternales. Las manos de Dios son manos de salvación y no de condenación.
Dios es un Padre.
Antes de Cristo, sabíamos que Dios era el Creador del mundo. Sabíamos que era Infinito y todopoderoso, pero no sabíamos hasta qué punto Dios nos amaba. Hasta qué punto Dios es PADRE. El Padre más Padre que existe.
Y Jesús sabe que va a descansar al corazón de ese Padre.


SÉPTIMA PALABRA
“PADRE, EN TUS MANOS PONGO MI ESPÍRITU (Luc. 23,46)
Y el que había temido al pecado, y había gritado: “¿Por qué me has abandonado?”, no tiene miedo en absoluto a la muerte, porque sabe que le espera el amor infinito de Su Padre.
 Durante tres años se lanzó por los caminos y por las sinagogas, por las ciudades y por las montañas, para gritar y proclamar que Aquel, a quien en la historia de Israel se le llamaba “El”, “Elohim”, “El Eterno”, “El sin nombre”, sin dejar de ser aquello, era Su Padre. Y también, nuestro Padre.
Y el hecho de que tenga seis mil millones de hijos en el mundo, eso no impide que a cada uno de nosotros nos mime y nos cuide como a un hijo único.
Y, salvadas todas las distancias, también nosotros podemos decir, lo mismo que Jesús: “Dios es mi Padre”, “los designios de mi Padre”, “la voluntad de mi Padre”.
Y si es cierto que es un Padre Todopoderoso, también es cierto que lo es todo cariñoso. Y en las mismas manos que sostiene el mundo, en esas mismas manos lleva escrito nuestro nombre, mi nombre.
Y, a veces, cuando la gente dice: “Yo estoy solo en el mundo”, “a mi nadie me quiere”, El, el padre del Cielo, responde: “No. Eso no es cierto. Yo siempre estoy contigo”.
Hay que vivir con la alegre noticia de que Dios es el Padre que cuida de nosotros. Y, aunque a veces sus caminos sean incomprensibles, tener la seguridad de que El sabe mejor que nosotros lo que hace. Hay que amar a Dios, sí. Pero también hay que dejarse amar y querer por Dios.
En las manos de ese Padre que Jesús conocía y amaba tan entrañablemente, es donde El puso su espíritu.